martes, 29 de enero de 2008

Caminante

Desde el domingo hasta hoy, he andado con una canción en la cabeza y con las líricas en los bolsillos, es una canción de esas que sólo gustan a pocos. Tiene una estrofa que es mi favorita, que dice así:

Me miraste y no sé que sentí,
Me llamaste y tus pasos seguí,
Peregrino di, de dónde vienes, a dónde vas,
Sonreíste y comprendí.

A veces, las cosas son tan obvias, tantas veces que recibimos miradas y no sabemos qué estamos sintiendo, esas miradas acompañadas de un calorcito reconfortante, que alivia… otras veces viene acompañada de un frío perturbador que inmuta hasta al más paciente. Pero estos cambios de temperatura vienen de adentro, de donde duele, donde más se sienten.

Cuando las cosas se mezclan, se dan las condiciones para que se produzca dentro ese collage de tristezas, decepciones, frustraciones, cuando tomamos cualquier coyuntura para hacernos las peores víctimas y amplificar nuestras vicisitudes, y percibimos que las miradas que antes nos proporcionaban el calorcito, ahora son vacías… es ahí cuando sale el verso magno (donde yo resumiría la canción): Sonreíste y comprendí… especialmente sonreíste, luego comprendí…

1 comentario:

Anónimo dijo...

nice post amigo mio!